“La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”
Paulo Freire, 1969
Somos un comunidad educativa innovadora conformada por niños, niñas, adolescentes, padres de familia y docentes que se reúnen diariamente para aprender juntos.
Apasionados por la investigación, la lectura, la profundidad, ver las cosas desde diferentes perspectivas. Conscientes de la educación es un proceso en construcción permanente, se reflexiona, analiza y propone soluciones creativas a los nuevos retos y necesidades.
Nuestra razón de ser
Niños, niñas y adolescentes
Felices
Desarrollo de habilidades blandas y gestión de emociones es la prioridad del ser humano que habita la escuela Freire.
Buenos ciudadanos
Las acciones cotidianas fortalecen el buen común, construyen ciudadanía y forman comunidad local y global.
CREATIVOS
Cada reto es un desafío para inventar nuevas formas de responder con tal creatividad y autonomía.
Competentes
El aprendizaje por indagación potencian a cada estudiante a ser capaz.
Nuestro sueño
Ser una institución reconocida por su innovación educativa, en la formación de ciudadanos críticos y comprometidos en diseñar soluciones creativas para contextos de la comunidad. Una comunidad que se convirtiera en la referente de transformación y capacitación pedagógica para la región y el país.
Nuestros pilares
Son las acciones cotidianas en la que se desarrolla en los niños y las niñas las responsabilidades del cuidado del bien común. Entre todos construimos comunidad y ciudadanía.
Ciudadanía
“Un ciudadano en una democracia se define por su solidaridad y responsabilidad respecto a su patria. Esto supone el arraigo a la identidad nacional”
(Morin, 2015).
Se promueve desde cada mañana los escenarios para crear empatía, hacer consensos, acuerdos en función de nuestros valores que fortalezcan el sentido de comunidad.
En el Liceo Freire se cree en la capacidad que tiene cada niño y niña para construir su propio conocimiento.
“Nunca enseñes a un niño lo que él puede aprender por sí solo”
(Malaguzzi, 2011).
Los niños y niñas no son asistidos, ni conducidos, antes bien, se acompaña a la familia para el ejercicio de empoderamiento y apoyo en la seguridad y autonomía.
Cada niño/a es un sujeto de derechos, es prioritario que desde la escuela se le respete sus derechos de identidad, unicidad, diferencia y a su propio ritmo de desarrollo y crecimiento.
En el Liceo Freire el espacio, la infraestructura y los materiales invitan por si solos a aprender.
El ambiente como tercer maestro
El aula refleja una escuela atelier (taller) donde se es, se piensa y se crea constantemente.
Las aulas y los espacios comunes reflejan conexión, relación entre todos, las transparencias, los colores de paredes y muebles naturales invitan a la creación.
El ambiente interactúa, se modifica y adquiere forma en relación con los proyectos, experiencias de aprendizaje de niños, niñas, adolescentes y adultos a través del constante diálogo entre diseño, estética y pedagogía.
La familia, compañeros del docente
El Liceo Freire considera a la familia como los otros docentes, por ende, los integra con una participación activa en la vida cotidiana de la escuela.
Un padre de familia también está en la capacidad de ofrecer formación a otros padres desde colectivos académicos, como también ingresar a jornadas completas con su hijo/a al Liceo para apoyar los proyectos de investigación, según su especialidad y saber.
Los padres de familia estarán en la capacidad de asumir reemplazos de docentes cuando se requiera.
El docente del Liceo Freire, prefigura (planear juntos), observa, pregunta, escucha, registra para luego entre pares, revisar la documentación y convertirla en la herramienta de análisis, reflexión y surgimiento de nuevos hallazgos que apoyen el carácter científico a la educación.
Un maestro del Liceo está en un constante aprendizaje de preguntar, herramienta importante para extraer de los niños el alto nivel de conocimiento.
“La presencia de educadores y educandos creadores, investigadores, inquietos, rigurosamente curiosos, humildes y persistentes… la tarea del docente es no enseñar contenidos, sino también enseñar a pensar correctamente”
(Freire, 1997).
El docente, todo lo que vive con sus estudiantes, lo documenta y visibiliza al niño en su proceso de descubrimiento.